Eulalia de Mérida. Santa
               [922] (+304)

 
   
 

     
   Mártir el año 304, fue joven virgen, objeto de gran veneración en la localidad de su martirio. Su primer historiador fue Prudencio, que la dedicó el himno tercero de su Peristephanon pocos después de su muerte. A su sepulcro fueron los peregrinos de toda condición.
    En Barcelona fue, por las mismas fechas, martirizada otra Eulalia también llamada santa. Por eso algunos antiguos, como Beda el Venerable, confundieron ambas doncellas mártires.
   La santa de Mérida era de noble familia y fue martirizada en la persecución de Diocleciano. Su madre la llevó a una quinta para resguardarla de la persecución. Pero la niña huyó de su refugio una noche y recorriendo a pie el camino hasta Mérida se presentó ante el tribunal declarándose cristiana.
   Maximiano Hércules, el gobernador, intentó hacerla recapacitar, siendo escupido por la niña. Entregada a los verdugos, sus pechos fueron desgarrados con garfios, sus costados con uñas aceradas, se le aplicó en el vientre antorchas en­cendidas y se quemó su cabello hasta que expiró. Es en este momento, cuando su alma en forma de paloma salía de la boca y comenzó a nevar para que la nieve cubriera su virginal desnudez.
     En el lugar del martirio un templo pia­doso y hermoso recordaría su culto hasta nuestros días. Su cuerpo fue luego lleva­do a Oviedo en tiempo de las incursiones mahometanas.